La inteligencia artificial generativa se ha convertido en un hito tecnológico comparable al fuego de Prometeo: ilumina el conocimiento, pero también amenaza con calcinar nuestras defensas más elementales. En ciberseguridad, esta paradoja se ha vuelto crítica.
La advertencia de Mandiant
La firma estadounidense Mandiant, referente en inteligencia cibernética, advierte que la IA generativa puede convertirse en la mayor amenaza para la seguridad digital global. Tras rastrear su uso en actividades maliciosas desde 2019, su conclusión es clara: aunque el uso actual es limitado, el interés de los actores maliciosos crece a gran velocidad y ya se traduce en acciones concretas.
De la manipulación de imágenes al cibercrimen masivo
Los primeros usos detectados fueron aparentemente menores:
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Manipulación de imágenes.
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Creación de vídeos falsos.
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Difusión de desinformación.
El verdadero riesgo está en la escala. La IA generativa permite producir contenido convincente y personalizado sin conocimientos técnicos avanzados. La barrera que antes limitaba los ciberataques —la necesidad de un alto nivel de expertise— se ha derrumbado. Hoy, basta con motivación, acceso a una interfaz y ausencia de escrúpulos.
El coste global del cibercrimen
De acuerdo con GlobalData, el impacto del cibercrimen global podría alcanzar los 10,5 billones de dólares en 2025. Sin embargo, más allá de las pérdidas económicas, está en juego la confianza en el entorno digital: cada rostro, voz o documento puede ser falsificado.
Ya no solo los usuarios inexpertos serán vulnerables. Incluso profesionales de alto nivel pueden caer ante un contenido diseñado para explotar sus sesgos y su exceso de confianza.
Una mutación del ecosistema digital
Lo que está en juego no es solo un problema técnico. La inteligencia artificial, concebida como herramienta, se transforma en un multiplicador del engaño. No porque tenga ética propia, sino porque amplifica los fines de quienes la utilizan.
Como humanidad, estamos replicando el mito de Prometeo: hemos tomado el fuego de los dioses para crear, pero ahora debemos aprender a no quemarnos. Porque si todo puede ser falsificado, todo puede ser puesto en duda. Incluso lo verdadero.
