USB-C y ciberseguridad: el cable que puede abrir la puerta a los hackers

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USB-C y ciberseguridad: el cable que puede abrir la puerta a los hackers

En 2021, la Unión Europea impulsó una regulación para que el conector de tipo C se convirtiera en el estándar único de carga en dispositivos móviles. La normativa fue aprobada en 2022 y entrará en vigor de forma obligatoria a finales de 2024.

Aunque esta medida busca homogeneizar y simplificar el mercado, investigadores en ciberseguridad advierten que este puerto de carga universal puede convertirse también en un vector de ataque digital.

Cuando el cargador se convierte en amenaza

Un experto en seguridad ha demostrado que es posible extraer el firmware del controlador de un cable de este tipo —algo que en teoría no debería ocurrir— para después analizarlo y desarrollar vulnerabilidades personalizadas.

El riesgo aumenta porque algunos cables no son simples conductores eléctricos, sino dispositivos inteligentes con microcontroladores ocultos e incluso antenas inalámbricas, como reveló la empresa Lumafield en sus análisis de tomografía. Estos componentes pueden utilizarse para:

  • Instalar malware en el dispositivo.

  • Ejecutar ataques de tipo keylogger.

  • Interceptar información sensible como contraseñas o datos bancarios.

El peligro del keylogging en cables de carga

El keylogging es especialmente crítico: permite registrar todas las pulsaciones del teclado del usuario. Esto incluye mensajes privados, credenciales bancarias o correos electrónicos sin que la víctima lo perciba.

Buenas prácticas para minimizar riesgos

Hasta que existan soluciones más robustas, los expertos recomiendan:

  • Usar únicamente cables originales o de fabricantes de confianza.

  • Evitar conectar móviles u ordenadores a puertos públicos o desconocidos.

  • Mantener el sistema operativo y firmware actualizados.

  • Vigilar comportamientos inusuales: lentitud, calentamiento inesperado o errores tras conectar un accesorio.

Conclusión: cada conexión importa

En ciberseguridad, cualquier elemento conectado puede convertirse en una amenaza. Los cables de tipo C, aparentemente inofensivos, pueden ser la puerta de entrada para el espionaje digital, lo que obliga a extremar precauciones y revisar nuestros hábitos de conexión.

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